Volumen 7: No. 5, Septiembre 2010
J. Michael McGinnis, MD, MPP
Citación sugerida para este artículo: McGinnis JM. Observaciones sobre incentivos para mejorar la salud poblacional. Prev Chronic Dis 2010;7(5):A92. http://www.cdc.gov/pcd/issues/2010/sep/10_0078_es.htm. Consulta [fecha].
Reflexiones iniciales
El ritmo del progreso en la salud poblacional se puede ver influenciado por los incentivos en juego y las mediciones que los originan. Los artículos del proyecto MATCH (siglas en inglés de Mobilizing Action Toward Community Health) que se publican en esta edición de Preventing Chronic Disease exploran el uso de los incentivos para mejorar la salud poblacional y presentan las implicaciones del diseño y la aplicación de las mediciones a las que están vinculados. Las mediciones en la salud poblacional pueden servir para atraer y enfocar la atención, instar a la acción y canalizar premios y sanciones. Cuando estos premios y sanciones cobran una dimensión económica, los resultados pueden ser poderosos.
Esta posible aplicación de las mediciones de salud poblacional reviste especial importancia si el objetivo es transformar la canalización de los recursos y la energía social, como es evidente que tiene que ser. En la actualidad, el perfil de nuestra inversión nacional en salud es profundamente defectuoso: más del 95% de cada dólar que se gasta en salud se destina a los tratamientos en lugar de la prevención. En un sistema en el que todos nuestros incentivos destacados están diseñados para premiar volumen por encima de valor, virtualmente no perdemos ninguna oportunidad para tratar las enfermedades, a menudo sin éxito o de manera errónea.
Por otro lado, todos los días perdemos innumerables oportunidades para prevenir enfermedades y fomentar la salud. Si buscamos reformar los sistemas de pagos de la atención médica para obtener mejores resultados de salud, la inversión en la prevención tiene que pasar a ser la prioridad más alta, no la más baja. Si nuestro objetivo es elaborar el equivalente en salud de los indicadores que moldean nuestras políticas económicas, la estrategia de inversión social más lógica se centraría en la prevención y nuestro sistema de pagos en los servicios de salud actuaría en consecuencia.
Un sistema de pagos reformado puede hacer que la salud se convierta en prioridad fundamental de tres maneras. Primero, todos los estadounidenses deberán recibir cobertura para los servicios preventivos médicos apropiados para ellos, sin tener que hacer copagos. Segundo, se debería reservar apoyos en subvenciones para iniciativas comunitarias que se necesiten para mejorar la salud y la atención médica de sus residentes. Finalmente, los recursos para abordar las necesidades generales de salud de una población deben conformarse como una mezcla de las necesidades de salud y los esfuerzos de la comunidad, como lo reflejan las mediciones que indican las tendencias de los determinantes del estado de salud de la población.