Volumen 8: n.o 1, enero de 2011
M. Tjepkema, MPH (1); R. Wilkins, MUrb (1,2); S. Senécal, PhD (3,4); É. 
	Guimond, PhD (3,4); C. Penney, MA (3)
* Este artículo es parte de la iniciativa de 
	publicación conjunta entre Preventing Chronic Disease y Chronic 
	Diseases in Canada. Preventing Chronic Disease es la entidad 
	editora secundaria, mientras que Chronic Diseases in Canada es la 
	principal.
	 
Referencias de los autores
	1. División de Análisis en Salud, oficina de Estadísticas de Canadá, Ottawa, 
	Ontario
	2. Departamento de Epidemiología y Medicina Comunitaria, Universidad de 
	Ottawa, Ottawa, Ontario
	3. Dirección de Investigación y Análisis Estratégicos, Asuntos Indígenas y 
	del Norte de Canadá, Gatineau, Quebec
	4. Departamento de Sociología, Universidad de Ontario Occidental, London, 
	Ontario
Citación sugerida para este artículo: La 
	publicación primaria se puede consultar en: Tjepkema M, Wilkins R, 
	Senécal S, Guimond É, Penney C. Mortalidad de indígenas urbanos de Canadá, 
	1991–2001. Chronic Dis Can. 2010;31(1):4-21:A06.
	
	http://www.phac-aspc.gc.ca/publicat/cdic-mcc/31-1/ar-03-eng.php.
REVISADO POR EXPERTOS
Resumen
Objetivo
Comparar los patrones de mortalidad entre adultos indígenas urbanos con 
	adultos no indígenas urbanos.
Métodos
	Con base en el estudio de seguimiento sobre la mortalidad reportada en el 
	censo de Canadá 1991-2001, nuestro estudio rastreó la mortalidad hasta el 31 
	de diciembre del 2001 en una muestra del 15% de adultos compuesta por 16 300 
	personas indígenas y 2 062 700 personas no indígenas residentes de zonas 
	urbanas el 4 de junio de 1991. La población indígena se definió por su 
	origen étnico (ascendencia), estatus de indígena registrado oficialmente o 
	perteneciente a un grupo indígena o de las Naciones Originarias, debido a 
	que el censo de 1991 no recogió información sobre la identidad indígena.
Resultados
	Al compararse con hombres y mujeres no indígenas urbanos, la esperanza de 
	vida restante a partir de los 25 años de edad era menor en 4.7 años y 6.5 
	años en hombres y mujeres indígenas urbanos, respectivamente. Las razones de 
	las tasas de mortalidad en hombres y mujeres indígenas urbanos fueron 
	particularmente altas en las muertes relacionadas con alcoholismo, 
	accidentes vehiculares y enfermedades infecciosas, como el VIH/sida. Para la 
	mayoría de las causas de muerte, los adultos indígenas urbanos tenían tasas 
	de mortalidad más altas que otros residentes urbanos. El estatus 
	socioeconómico desempeñó un papel importante en la explicación de estas 
	disparidades.
Conclusión
	Los resultados de este estudio llenarán un vacío informativo sobre la 
	mortalidad de los indígenas urbanos de Canadá.
Palabras clave
	Indígenas, Naciones Originarias, Métis, Inuit, indígenas norteamericanos, 
	tasas de mortalidad ajustadas por edad, tasa de mortalidad, esperanza de 
	vida
Volver al comienzo
Introducción
El número de indígenas (de los grupos Naciones Originarias, Métis e 
	Inuit) que viven en zonas urbanas de Canadá se ha incrementado drásticamente 
	en el pasado medio siglo; en 1950, alrededor del 7% residían en las ciudades 
	de Canadá,1 pero hacia el 2006 esa cifra había aumentado a 54%.2 
	Sin embargo, la cantidad de investigaciones sobre la salud de los indígenas 
	urbanos no es proporcional a su presencia en la población total;3,4 
	tampoco refleja su creciente proporción del total de la población indígena.
Los indígenas optan por vivir en zonas urbanas por distintas razones, 
	como de índole familiar, oportunidades de empleo, educación, capacitación y 
	salud (por ejemplo, para estar más cerca de los servicios médicos);5,6 
	los indígenas, a su vez, enfrentan desafíos distintos a los de sus 
	contrapartes rurales, como encontrar vivienda adecuada y encontrar servicios 
	disponibles y de apoyo para asistirlos en la transición.5,7
Si bien es ampliamente sabido que los indígenas del Canadá presentan una 
	carga desproporcionada de muerte y enfermedad con respecto a otros grupos 
	del país,8-12 existe menos información específica sobre los 
	indígenas que residen en zonas urbanas.13 De manera similar, si 
	bien la esperanza de vida global para las Naciones Originarias, los Métis y 
	los Inuit es considerablemente menor que para la población general,14-18 
	es difícil valorar los indicadores de mortalidad para los indígenas porque 
	tales indicadores no se documentan en las actas de defunción de la mayoría 
	de las provincias. Los patrones de mortalidad de los indígenas registrados 
	oficialmente en Manitoba y Columbia Británica han sido analizados y 
	proporcionan resultados para las regiones subprovinciales como Winnipeg 
	19 y Vancouver.20 Sin embargo, estos estudios ofrecen una 
	visión parcial, ya que excluyen a los indígenas de las Naciones Originarias 
	que no están registrados bajo la Ley indígena, así como a los Métis e 
	Inuit, y no brindan información específica sobre indígenas que viven en 
	otras zonas urbanas de Canadá.
El estudio de seguimiento sobre la mortalidad reportada en el censo 
	canadiense de 1991-2001 ofrece una oportunidad para examinar los patrones de 
	mortalidad de un número razonablemente grande de personas indígenas 
	residentes en áreas urbanas al inicio del periodo de seguimiento en 
	todas las provincias y territorios, independientemente de que se trate de 
	personas registradas bajo la Ley indígena. 
Los objetivos de este estudio fueron: (1) determinar en qué medida los 
	adultos indígenas de zonas urbanas pueden tener un riesgo de mortalidad 
	prematura; (2) calcular la esperanza de vida y la probabilidad de 
	supervivencia a la edad de 75 años; y (3) identificar las causas de muerte 
	con el mayor riesgo. 
Volver al comienzo
Métodos
Fuentes de la información
El estudio de seguimiento sobre la mortalidad reportada en el censo 
	canadiense consiste en una muestra de 15% (n = 2 735 152) de la población no 
	institucionalizada de Canadá de 25 años de edad o más, cuya totalidad fue 
	listada en el cuestionario de formato largo del censo de 1991. A esta 
	cohorte se le dio un seguimiento de su mortalidad del 4 de junio de 1991 al 
	31 de diciembre del 2001. En pocas palabras, la creación de la base de datos 
	de mortalidad del censo requirió de dos emparejamientos, ya que los archivos 
	electrónicos de los datos censales no contenían los nombres, pero se 
	necesitaban los nombres para identificar las muertes correspondientes. 
	Mediante la utilización de variables comunes como fecha de nacimiento, 
	código postal, más la fecha de nacimiento del cónyuge (si correspondía), el 
	expediente del censo primero fue vinculado probabilísticamente a un archivo 
	cifrado de nombres con los datos extraídos de la información no financiera 
	de las declaraciones de impuestos. A continuación, este censo, más el 
	archivo cifrado de nombres, se aparearon con la base de datos de mortalidad 
	canadiense mediante métodos de emparejamiento probabilístico de registros
	21—un método similar al utilizado en otros estudios de 
	seguimiento de la mortalidad en la oficina de Estadísticas de Canadá.22 
	Los detalles completos de la integración y el contenido del archivo apareado 
	se presentan en otra sección.16
Requisitos para la selección
Solo las personas que habían sido enumeradas por el cuestionario largo 
	del censo de 1991, que tenían 25 años de edad el día del censo y que 
	residían en Canadá fueron seleccionadas para formar la cohorte. Informes 
	sobre la calidad de los datos calcularon que el censo de 1991 no incluyó los 
	datos del 3.4% de los residentes de Canadá de todas las edades. Las personas 
	faltantes tenían una probabilidad mayor de ser jóvenes, de bajos recursos, 
	ambulantes, de ascendencia indígena23, 24 o sin hogar. Solo los 
	miembros de la cohorte que vivían en zonas urbanas (definidas más adelante) 
	el día del censo se contemplaron para este estudio. El cuestionario largo 
	del censo por lo general se administra a uno de cada cinco hogares 
	canadienses, a todos los residentes de las reservas indígenas, a todos los 
	residentes de muchas comunidades remotas y norteñas y a todos los residentes 
	de las viviendas colectivas no institucionalizadas. Además, fue necesario 
	obtener los nombres cifrados de los datos de las declaraciones de impuestos 
	(el archivo de nombres), ya que solo se podía dar seguimiento a la 
	mortalidad de los contribuyentes fiscales. Sin embargo, no hubo grandes 
	diferencias en las características demográficas y socioeconómicas entre las 
	personas encuestadas por el censo que reunían los requisitos y las que se 
	logró aparear al archivo de nombres (Apéndice Tablas
A, 
	B y C).
Técnicas analíticas
Para cada miembro de la cohorte, calculamos los días-persona de 
	seguimiento desde el inicio del estudio (4 de junio de 1991) hasta la fecha 
	de defunción o de emigración (determinada a partir del archivo de nombres y 
	conocida solamente para el año 1991) o al final del estudio (31 de diciembre 
	de 2001). Para calcular los años-persona en riesgo, dividimos los días-persona 
	de seguimiento entre 365.25. 
Mediante la utilización de la estructura de la población total de 
	indígenas de la cohorte † (años-persona en riesgo) como la 
	población estándar, usamos tasas de mortalidad específicas por sexo, grupos 
	etarios de grupos con 5 años de separación (al inicio del estudio) para 
	calcular las tasas de mortalidad estandarizadas (TME) por edad para los 
	subgrupos de la población. Calculamos los intervalos de confianza del 95% 
	(IC) correspondientes para las TME según lo descrito por Carrière y Roos,25 
	y aplicamos un método similar para calcular el IC para las razones de TME 
	(RR).
Para los análisis específicos por edad, los miembros de la cohorte se 
	clasificaron por grupos etarios con 10 años de separación al inicio del 
	estudio: de 25 a 34, de 65 a 74 y de 75 años o más. La mayoría de los 
	análisis utilizó la edad al inicio del estudio (4 de junio de 1991), 
	mientras que los análisis de las tablas de vida se basaron en la edad al 
	inicio de cada año de seguimiento. 
Con base en el método de Chiang,26 calculamos tablas de vida 
	por periodos para cada sexo, con los correspondientes errores estándar e IC 
	del 95%. Esto se calculó después de la conversión de la edad al inicio del 
	estudio a la edad al inicio de cada año de seguimiento, y luego se 
	calcularon las muertes y años-persona en riesgo por separado para cada año 
	(o año parcial) de seguimiento. A continuación, agrupamos las muertes y los 
	años-persona en riesgo por edad al comienzo de cada año de seguimiento, 
	antes de calcular las tablas de vida. 
Calculamos las razones de riesgos de mortalidad proporcional de Cox por 
	sexo, primero controlando por edad (en años) y luego controlando por lugar 
	de residencia (zonas metropolitanas, centros urbanos más pequeños), hogares 
	monoparentales (sí, no), nivel de estudios (menos de diploma de escuela 
	secundaria superior, diploma de escuela secundaria superior, diploma de 
	post-secundaria, título universitario), quintiles de ingresos (1-5), nivel 
	de especialización ocupacional (profesionales, gerentes, 
	especializados-técnicos-supervisores, semicalificados, no calificados, sin 
	ocupación), situación laboral (empleados, desempleados, no perteneciente a 
	la fuerza laboral) y lugar de nacimiento (Canadá o el extranjero). El lugar 
	de nacimiento se incluyó en los modelos para reducir el "efecto saludable de 
	los inmigrantes" entre los miembros no indígenas de la cohorte. Obsérvese 
	que la definiciones detalladas de estas variables (todas establecidas 
	solamente al inicio del estudio) han sido descritas previamente. 16 
	Interpretamos las diferencias en la mortalidad excesiva entre el modelo 
	ajustado por edad y el modelo ajustado por completo como las estimaciones 
	del efecto de las variables socioeconómicas (lugar de residencia, hogares 
	monoparentales, nivel de estudios, etc., como se listaron anteriormente) en 
	la medida de las disparidades que había entre los adultos indígenas y no 
	indígenas urbanos. La proporción de la mortalidad excesiva atribuida a las 
	variables socioeconómicas se calculó de la siguiente manera: la diferencia 
	entre las razones de riesgo ajustadas por edad y ajustadas por completo para 
	la persona indígena (sí/no), dividida entre la razón de riesgo ajustada por 
	edad menos 1.
La causa principal de muerte de las personas fallecidas en el periodo de 
	1991 a 1999 fue clasificada con base en la Clasificación Internacional de 
	Enfermedades, novena edición (CIE-9)27 de la Organización 
	Mundial de la Salud y para las fallecidas entre el 2000 y el 2001 con base 
	en la décima edición (CIE-10).28Para los análisis por 
	causa de muerte, las muertes fueron agrupadas según los capítulos de la 
	CIE-9, las categorías dentro de los capítulos y los factores de riesgo (relacionados 
	con tabaquismo, alcoholismo, drogadicción o susceptibles de intervención 
	médica).29,30 Estos datos se presentan la 
Tabla D del Apéndice. 
† Cualquier persona que indicara ascendencia 
	indígena norteamericana, Métis o Inuit, que estuviera registrada como 
	indígena o que perteneciera a un grupo de indígenas norteamericanos o de las 
	Naciones Originarias en el cuestionario largo del censo (ver definiciones).
Definiciones
El censo de 1991 no recogió información sobre la pertenencia 
	autodeclarada a un grupo indígena (indígenas norteamericanos, Métis o 
	Inuit). Para nuestro análisis, definimos a esta población con base en dos 
	preguntas que ofrecen tres dimensiones distintas del origen indígena: 
- Ascendencia: En la pregunta 15 del cuestionario largo del censo se 
		le pedía a los encuestados que de una lista de 15 grupos étnicos o 
		culturales seleccionaran aquellos que correspondían a sus antepasados; 
		la lista incluía indígenas norteamericanos, Métis e Inuit/esquimal.31 
		Los encuestados debían seleccionar el mayor número de grupos posible que 
		se aplicara a ellos.
- Indígena registrado oficialmente: En la pregunta 16 del cuestionario 
		largo del censo se preguntaba "¿La persona es un indígena registrado 
		como lo define la Ley indígena de Canadá?" (sí, no).
- Miembro de un grupo indígena/Naciones Originarias: En la pregunta 16 
		también se le pedía al encuestado que escribiera el nombre del grupo 
		indígena o de las Naciones Originarias al cual pertenecía.
Para nuestro estudio, una persona era consideraba indígena si reportaba 
	una ascendencia indígena única —y no otro origen— o dos o más ancestros 
	indígenas (con o sin ninguna ascendencia no indígena) o si informaba que era 
	un indígena registrado o miembro de un grupo indígena o de las Naciones 
	Originarias. Con base en el análisis de la información del censo de 1996, 
	donde los orígenes étnicos fueron clasificados de forma cruzada por 
	identidad indígena,32 más del 94% de los participantes del censo 
	de 1996
	que encajaron en estas definiciones basadas en la ascendencia se 
	autoidentificaron como indígenas. El número de indígenas (en especial los 
	Métis) puede que haya sido subestimado en nuestro estudio debido a que las 
	personas que reportaban un antepasado indígena y a la vez uno no indígena no 
	fueron consideradas indígenas (a menos que indicaran ser un indígena 
	registrado o miembro de un grupo indígena o de las Naciones Originarias).
	
Las "zonas urbanas" se pueden definir de manera distinta dependiendo de 
	la pregunta de la investigación y la disponibilidad de datos,33 y 
	nuestra definición difiere de la definición convencional del censo.31 
	Definimos "zonas urbanas" a cualquier zona metropolitana del censo ("zonas 
	metropolitanas", con una población ≥ 100 000) o aglomeración censal 
	("centros urbanos más pequeños" con una población ≥10 000), sin contar 
	reservas o asentamientos indígenas en esas áreas. Este estudio no cubrió otras zonas 
	urbanas.
Miembros de la cohorte, tasas de emparejamiento, muertes y años-persona 
	en riesgo
La Tabla 1 del Apéndice muestra que había 2.6 millones de encuestados 
	elegibles para el censo en zonas urbanas de Canadá, entre los que se 
	incluían 25 500 adultos indígenas. Las tasas de emparejamiento al archivo de 
	nombres (comparación de los miembros de la cohorte con encuestados del censo 
	de formato largo) para los indígenas urbanos (61% para los hombres y 66% 
	para las mujeres) fueron menores que las de la población no indígena urbana 
	(80% para los hombres y 76% para las mujeres). Pese a la menor tasa de 
	emparejamiento, las características demográficas y socioeconómicas de los 
	indígenas urbanos de la cohorte fueron generalmente similares a las de todos 
	los adultos indígenas urbanos elegibles de la población ponderada del censo, 
	con las siguientes excepciones: las personas que tenían empleo, las que 
	tenían adecuación más alta del ingreso familiar y las que estaban casadas 
	presentaban una probabilidad de emparejamiento ligeramente mayor (mismo 
	hallazgo que con los miembros no indígenas de la cohorte), lo que parece 
	indicar que no hubo sesgo en la muestra de los indígenas urbanos con 
	respecto a esas características (Tabas B y C del Apéndice). 
De acuerdo con las muertes registradas en 1991, las cuales se pudieron 
	identificar independientemente en la base de datos de mortalidad de Canadá o 
	en el archivo de nombres, calculamos que la verificación de las muertes en 
	la cohorte en la que se hizo un seguimiento de la mortalidad (1991-2001) fue 
	de alrededor del 97% en general y cerca del 95 al 96% de la población 
	indígena. 
De manera global, la cohorte estudiada por su mortalidad incluía 16 300 
	adultos indígenas urbanos que representaron 166 570 años-persona en riesgo y 
	1126 muertes durante los 11 años de seguimiento (Tabla A del Apéndice).
Volver al comienzo
Resultados
De acuerdo con el censo de 1991, se calcula que había 259 800 indígenas 
	de 25 años o más que representaban el 1.5% de la población total adulta de 
	Canadá. Alrededor del 45% vivía en zonas urbanas (30% en zonas 
	metropolitanas, 15% en centros urbanos más pequeños). En contraste, el 78% 
	de las personas no indígenas vivía en zonas urbanas (62% en zonas 
	metropolitanas, 16% en centros urbanos más pequeños). Si se toman en cuenta 
	todas las zonas urbanas, el 69% de la población indígena pertenecía a las 
	Naciones Originarias (40% indígenas registrados, 29% indígenas sin registro 
	oficial), 28% Métis y 3% Inuit.
Dieciséis mil trescientos indígenas de la cohorte residían ya sea en una 
	zona metropolitana o en un centro urbano más pequeño al comenzar el periodo 
	de seguimiento (4 de junio de 1991). La
	Tabla 1 muestra las características demográficas 
	y socioeconómicas de los miembros indígenas y no indígenas de la cohorte que 
	residían en zonas urbanas de Canadá. Casi tres cuartas partes de los 
	miembros indígenas de la cohorte tenían de 25 a 44 años de edad en 
	comparación con el 54% de los adultos no indígenas. Cerca del 44% de los 
	indígenas adultos tenía un nivel de estudios menor al diploma de secundaria 
	superior (31% de los adultos no indígenas) y el 61% se situaba en los dos 
	quintiles más bajos de la adecuación del ingreso económico (36% de los 
	adultos no indígenas).
Esperanza de vida restante a los 25 años de edad y probabilidad de 
	supervivencia de los 25 a los 75 años de edad
Para los adultos indígenas urbanos de ambos sexos, la esperanza de vida 
	restante a partir de los 25 años de edad (condicionada a la supervivencia a 
	los 25 años) fue considerablemente más corta que la de los adultos urbanos 
	no indígenas. La Tabla 2 
	muestra que la esperanza de vida a los 25 años de edad para los hombres 
	indígenas urbanos fue de 48.1 años (IC del 95%: 47.1-49.1) frente a 52.8 
	años (IC del 95%: 52.8-52.9) para los hombres no indígenas urbanos, una 
	diferencia de 4.7 años. La esperanza de vida a los 25 años de edad para las 
	mujeres indígenas urbanas fue más alta que para los hombres indígenas 
	urbanos, pero la brecha en la esperanza de vida fue más alta (6.5 años) 
	entre las mujeres indígenas urbanas (52.7 años; IC del 95%: 51.7-53.7) y las 
	mujeres no indígenas urbanas (59.2 años; IC del 95%: 59.2-59.3). La 
	esperanza de vida para los adultos indígenas que residían en zonas 
	metropolitanas fue similar a la de los adultos indígenas de los centros 
	urbanos más pequeños.
La Tabla 2 también muestra la probabilidad de supervivencia a la edad de 
	75 años condicionada a la supervivencia a los 25 años de edad, para los 
	miembros urbanos de la cohorte. La esperanza de vida a los 75 años de edad 
	fue del 52% (IC del 95%: 48-56) para los hombres indígenas urbanos, en 
	comparación con el 65% (IC del 95%: 64-65) de los hombres no indígenas 
	urbanos, una diferencia de 12 puntos porcentuales. Para las mujeres 
	indígenas urbanas, la esperanza de vida a los 75 años de edad fue del 63% 
	(IC del 95%: 59-66) en comparación con el 80% (IC del 95%: 79-80) de las 
	mujeres no indígenas urbanas, una diferencia de 17 puntos porcentuales.
Tasas de mortalidad por edad específica y edad estandarizada
La Tabla 3 muestra las 
	razones de las tasas de mortalidad (RR) por edad específica y por edad 
	estandarizada para los adultos indígenas urbanos en comparación con los 
	adultos no indígenas urbanos. En general, las razones de tasas fueron 
	significativamente más altas para los hombres indígenas urbanos que para los 
	hombres no indígenas urbanos (RR = 1.94; IC del 95%: 1.78-2.11) en 
	comparación con los hombres y mujeres (RR = 1.56; 95% CI: 1.43-1.70) no indígenas urbanos. Para los adultos 
	indígenas urbanos de ambos sexos, las razones de tasas fueron más altas en 
	los grupos etarios más jóvenes y tendían a disminuir con el avance de la 
	edad.
Causas de muerte
La Tabla 4 muestra las 
	tasas de mortalidad estandarizada (TME) por edad por causas principales de 
	muerte para los miembros de la cohorte indígena urbana mientras que la
	Tabla 5 muestra las TME 
	por causas principales de muerte para los miembros de la cohorte no indígena 
	urbana. En los hombres indígenas urbanos, las causas de muerte más 
	frecuentes fueron las enfermedades del aparato circulatorio (un 33% de la 
	TME total), seguidas de todos los tipos de cáncer (23%) y causas externas 
	(16%), una clasificación similar para los hombres no indígenas urbanos. En 
	las mujeres indígenas urbanas, las causas de muerte más frecuentes fueron 
	las enfermedades del aparato circulatorio (29% de la TME total), seguidas de 
	todos los tipos de cáncer (26%), causas externas (10%) y enfermedades del 
	aparato digestivo (9%); para las mujeres no indígenas urbanas, el cáncer fue 
	la causa de muerte más frecuente (42%), seguida de las enfermedades del 
	aparato circulatorio (29%), enfermedades del aparato respiratorio (6%) y 
	causas externas (6%). 
La Tabla 5 muestra las razones de tasas estandarizadas por edad (RR) por 
	causas principales de muerte. (El número correspondiente de muertes y las 
	TME se muestran en la Tabla 4 y en la Tabla D del Apéndice.) Las razones de 
	tasas para los hombres indígenas urbanos fueron considerablemente más altas 
	por las muertes debidas a enfermedades del aparato circulatorio (RR = 1.50; 
	IC del 95% : 1.29-1.74) como enfermedad cardiaca isquémica (RR = 1.52; IC 
	del 95%: 1.26-1.83), pero no para todos los tipos de cáncer en conjunto (RR 
	= 1.09; IC del 95%: 0.92-1.30); sin embargo, la razón de tasas fue elevada 
	para las muertes por cáncer de tráquea, de bronquios y de pulmones (RR = 
	1.42; IC del 95% : 1.08-1.88) especialmente para los hombres indígenas que 
	vivían en zonas metropolitanas al comienzo del periodo de seguimiento. Las 
	razones de tasas para los hombres indígenas urbanos fueron especialmente 
	elevadas para las enfermedades del aparato digestivo (RR = 3.00; IC del 95%: 
	2.09-4.30), todas las causas externas de muerte (RR = 2.80; IC del 95%: 
	2.29-3.43) —particularmente accidentes vehiculares (RR = 3.51; IC del 95%: 
	2.32-5.32) y en menor grado suicidios (RR = 1.57; IC del 95%: 1.04-2.38)— 
	así como muertes por enfermedades infecciosas (RR = 2.04; IC del 95%: 
	1.33-3.11) incluidos VIH/sida (RR = 2.03, IC del 95%: 1.22-3.39). Con 
	algunas excepciones (por ejemplo, enfermedades del sistema endocrino y 
	suicidios), las razones de tasas para los hombres indígenas residentes de 
	zonas metropolitanas fueron similares a las de los hombres indígenas en 
	centros urbanos más pequeños. 
Las razones de tasas para las mujeres indígenas urbanas fueron elevadas 
	para casi todas las principales causas de muerte, excepto el cáncer de mama. 
	Por ejemplo, las razones de tasas fueron elevadas para las enfermedades del 
	aparato circulatorio (RR = 1.93; IC del 95%: 1.64-2.28) y todos los tipos de 
	cáncer (RR = 1.21; IC del 95%: 1.03-1.42), las dos causas más frecuentes de 
	muerte. Las razones de tasas fueron especialmente elevadas para las muertes 
	por enfermedades infecciosas (RR = 5.76; IC del 95%: 3.68-9.01) como VIH/sida 
	(RR = 10.65; IC del 95%: 4.56-24.88), enfermedades del aparato digestivo (RR 
	= 4.82; IC del 95%: 3.67-6.34), causas externas (RR = 3.37; IC del 95%: 
	2.59-4.37) —especialmente accidentes vehiculares (RR = 4.13; IC del 95%: 
	2.46-6.93)— y enfermedades del sistema endocrino como diabetes (RR = 2.61; 
	IC del 95%: 1.73-3.94). Con algunas excepciones, las razones de tasas para 
	las mujeres indígenas residentes en zonas metropolitanas fueron más altas 
	que las de las mujeres indígenas de centros urbanos más pequeños.
En la Tabla 5, las muertes también fueron clasificadas por su asociación 
	al tabaquismo, el alcoholismo y las drogas o como susceptibles de 
	intervención médica.28,29 En comparación con los hombres y 
	mujeres no indígenas urbanos, las tasas por causas relacionadas al 
	tabaquismo (un 15% y un 7% de la TME total para hombres y mujeres indígenas 
	respectivamente) fueron elevadas para los hombres indígenas urbanos (RR = 
	1.46; IC del 95%: 1.17-1.82) y mujeres (RR = 1.36; IC del 95%: 1.04-1.78). 
	Las tasas para las causas relacionadas con el alcohol fueron 
	considerablemente más altas para los hombres indígenas urbanos (RR = 4.55; 
	IC del 95%: 3.14-6.61) y las mujeres (RR = 11.44; IC del 95%: 8.02-16.34), y 
	las tasas para las muertes relacionadas con las drogas también fueron 
	significativamente más altas para los hombres (RR = 3.71; IC del 95%: 
	2,22-6,22) y las mujeres indígenas (RR = 6.43; IC del 95%: 4.26-9.73). Las 
	tasas de muerte prematura (antes de la edad de 75 años) debido a causas 
	consideradas susceptibles de intervención médica (por ejemplo, debidas al 
	cáncer de mama y de cuello uterino, enfermedades infecciosas, enfermedades 
	cerebrovasculares, neumonía o influenza) también fueron significativamente 
	más altas para los adultos indígenas urbanos de ambos sexos. 
Dentro de la población urbana de adultos indígenas, los hombres eran más 
	propensos que las mujeres a morir por causas relacionadas al tabaquismo (TME 
	= 130 por 100 000 años-persona en riesgo frente a 58), pero menos propensos 
	a morir por causas susceptibles de atención médica (69 frente a 92), un 
	patrón similar al de la población no indígena. Los riesgos de morir por 
	causas relacionadas al alcoholismo eran ligeramente elevados para los 
	hombres indígenas urbanos en comparación con las mujeres indígenas urbanas 
	(42 frente a 34), un patrón diferente al de la población no indígena, donde 
	los hombres tenían un riesgo mucho más alto que las mujeres (9 frente a 3) (Tabla 
	4, Tabla D del Apéndice). 
La Tabla 6 muestra las 
	razones de riesgo de mortalidad por todas las causas ajustadas y no 
	ajustadas que comparan a los adultos indígenas urbanos con sus contrapartes 
	no indígenas. Los hombres y las mujeres indígenas urbanos presentaron 
	razones de riesgo elevadas (1.60 y 2.00, respectivamente); después de 
	controlar por tamaño de la comunidad, hogares monoparentales, nivel de 
	estudios, adecuación del ingreso, nivel de especialización ocupacional, 
	situación laboral e inmigración, las razones de riesgo se redujeron a 1.22 y 
	1.68, respectivamente, lo que sugiere que el 63% (para los hombres) y el 32% 
	(para las mujeres) de las diferencias en las razones podría atribuirse a 
	variables socioeconómicas. 
Volver al comienzo
Discusión
Este es el primer estudio en profundidad para examinar los patrones de 
	mortalidad de un gran número de adultos indígenas que viven en zonas urbanas 
	de Canadá. Es importante destacar que el lugar de residencia y todas las 
	características demográficas y socioeconómicas se midieron solo al inicio 
	del estudio (4 de junio de 1991) y puede ser que no reflejen la situación 
	posterior del periodo de seguimiento. Las investigaciones muestran que la 
	población indígena tiende a mudarse de casa con más frecuencia que la no 
	indígena.6 Por ejemplo, alrededor del 70% de la población 
	indígena (de todas las edades) que vive en zonas metropolitanas cambió de 
	residencia entre 1991 y 1996, de la cual el 45% se mudó adentro de su misma 
	comunidad.6
En esta cohorte, los adultos indígenas urbanos tuvieron tasas de 
	mortalidad más altas, una esperanza de vida más corta y una menor 
	probabilidad de supervivencia hacia los 75 años de edad, en comparación con 
	los adultos no indígenas urbanos. Este patrón de elevada mortalidad es 
	congruente con el que se observó anteriormente en los indígenas registrados 
	residentes de Winnipeg,19 Vancouver20 y a nivel 
	general en Canadá.14
Las tasas más altas de mortalidad en las personas indígenas se atribuyen 
	a una variedad de determinantes sociales presentes desde la niñez hasta la 
	edad avanzada cuyo efecto en la salud es complejo y dinámico.34,35 
	Nuestro estudio evidencia que las variables socioeconómicas fueron un factor 
	importante en las tasas elevadas de mortalidad de los adultos indígenas 
	urbanos, especialmente los hombres.
Los resultados que se refieren a las causas principales de muerte 
	revelaron distintos patrones de riesgo. En comparación con los miembros no 
	indígenas urbanos de la cohorte, las razones de tasas para los adultos 
	indígenas urbanos fueron particularmente elevadas en algunas de las causas 
	de muerte tales como enfermedades del aparato digestivo, accidentes 
	vehiculares, alcohol y enfermedades relacionadas con las drogas y el VIH/sida, 
	mientras que las razones de tasas de otras causas, como todos los cánceres 
	en conjunto, eran similares o solo ligeramente superiores. En tales casos, 
	las razones de tasas fueron generalmente similares entre los adultos 
	indígenas que vivían en zonas metropolitanas y los de los centros urbanos 
	más pequeños. 
Las enfermedades del aparato circulatorio fueron la causa más frecuente 
	de muerte en los adultos indígenas urbanos de 25 años o más, lo que 
	representa el 32% y el 29% de todas las muertes de los hombres y las mujeres 
	indígenas urbanos, respectivamente. La mayoría de estas muertes se debió a 
	la enfermedad cardiaca isquémica. El riesgo relativo de muerte por 
	enfermedades del aparato circulatorio fue elevado para los adultos indígenas 
	urbanos, tal como se observó en los indígenas registrados de Columbia 
	Británica .20 Un estudio de las Naciones Originarias de Ontario 
	mostró que la tasas de admisión hospitalaria por enfermedad cardiaca 
	isquémica se elevó drásticamente de 1981 a 1997;36 algunos 
	participantes de ese estudio posiblemente se mudaron a las ciudades para 
	obtener servicios médicos especializados que no se encontraban disponibles 
	en sus remotos entornos rurales.
Todas las muertes por cáncer representaron una de cada cuatro muertes en 
	adultos indígenas urbanos. En comparación con los adultos no indígenas 
	urbanos, las razones de tasas de mortalidad por todos los cánceres no fueron 
	elevadas en los hombres indígenas urbanos y solo ligeramente elevadas en las 
	mujeres, un resultado similar observado en los indígenas registrados de 
	Columbia Británica.20 Sin embargo, la agrupación de todos los 
	tipos de cáncer puede ocultar diferencias importantes, como se ha demostrado 
	en investigaciones anteriores en las que las personas indígenas enfrentan un 
	riesgo mayor de contraer ciertos tipos de cánceres.37-41 El 
	tamaño limitado de la muestra en este estudio no permitió realizar un 
	análisis detallado de todos los tipos de cáncer, pero nuestros resultados 
	indican que los adultos indígenas urbanos presentaban un riesgo más alto de 
	cáncer de tráquea, de bronquios y de pulmón, especialmente los residentes de 
	las áreas metropolitanas. La prevalencia de tabaquismo, un factor de riesgo 
	de cáncer de pulmón y de otros tipos de cáncer, fue de más del doble en los 
	indígenas urbanos de 15 años o más que los no indígenas urbanos (43% frente 
	a 21%).42
Otros estudios han mostrado que la epidemia del VIH/sida es especialmente 
	aguda en personas indígenas, especialmente los jóvenes.20,43 Los 
	resultados de nuestro estudio coinciden en ello: las razones de tasa de 
	mortalidad de VIH/sida fueron más del doble para los hombres indígenas y más 
	de 10 veces para las mujeres indígenas. En los indígenas registrados de 
	Columbia Británica, las tasas de mortalidad por el VIH fueron más del doble 
	entre 1993 y el 2006.20
El riesgo de muerte por lesiones externas, como accidentes vehiculares y 
	suicidio, fue mayor en los adultos indígenas urbanos que en los no indígenas 
	urbanos. Se ha visto también en otros estudios los indígenas registrados 
	oficialmente y los indígenas en general son más propensos a morir por estas 
	causas que los otros canadienses .20, 44, 45 No fue posible 
	elaborar un desglose detallado de los diferentes tipos de causas externas de 
	muerte debido al número relativamente pequeño de adultos indígenas urbanos 
	en la cohorte, pero el riesgo de morir por una causa externa parece mayor 
	para los adultos indígenas urbanos que viven en las áreas metropolitanas que 
	para los que viven en centros urbanos más pequeños. En este estudio, las 
	causas externas de muerte representaron una proporción menor de la 
	mortalidad por todas las causas en comparación con otros estudios, debido en 
	parte a que nuestra cohorte dio seguimiento a personas de 25 años o más, 
	cuando las muertes por lesiones externas son más frecuentes en las personas 
	de menor edad.44,45 Debido a que nuestro estudio excluyó a la 
	población menor de 25 años, la tasa de suicidios reportados en este estudio 
	tampoco pudo reflejar la magnitud de este problema, ya que la media de edad 
	de las muertes por suicidio fue de 27 años entre los indígenas de Manitoba 
	en comparación a 45 años para otros ciudadanos de Manitoba .46
El riesgo de morir por enfermedades relacionadas con el tabaquismo fue 
	más alto en los miembros indígenas urbanos de la cohorte, pero el riesgo 
	relativo no fue tan alto como el de otras causas de muerte. En contraste, el 
	riesgo relativo de morir por enfermedades relacionadas al alcoholismo fue 
	considerablemente más alto en los adultos indígenas urbanos (especialmente 
	las mujeres) en comparación con los adultos no indígenas urbanos. Otros 
	estudios han mostrado que los indígenas registrados tienen un riesgo 
	relativo más alto de morir por enfermedades relacionadas con el alcoholismo 
	que los no indígenas.17,20,47 Pese a este aumento del riesgo 
	relativo, las muertes de adultos indígenas urbanos atribuidas a enfermedades 
	relacionadas con el alcoholismo representaron una proporción más pequeña de 
	todas las muertes que las muertes debidas a enfermedades relacionadas con el 
	tabaquismo.
Las muertes por causas susceptibles de tratamiento médico antes de 
	cumplir los 75 años de edad fueron más altas en los adultos indígenas 
	urbanos que en los no indígenas. Pese a que no se conoce la causa de este 
	riesgo mayor, en un estudio en el 2004 se determinó que los indígenas y los 
	no indígenas no presentaban diferencias en la proporción de personas que 
	tenían un médico habitual en las zonas urbanas de Canadá, pero los indígenas 
	tenían una mayor probabilidad de reportar necesidades de atención médica no 
	cubiertas en comparación con sus contrapartes no indígenas.42
Fortalezas y limitaciones
El gran tamaño del estudio de seguimiento de la mortalidad reportada en 
	el censo canadiense constituye una oportunidad para examinar los patrones de 
	mortalidad de los adultos indígenas urbanos. Sin embargo, para 
	seleccionarlas y lograr un emparejamiento eficaz, las personas a incluir en 
	el estudio debían haber sido listadas en el formato largo del censo de 1991 
	y haber presentado declaración fiscal para los años 1990 o 1991. De modo que 
	en la cohorte no se incluyeron personas que no declararon impuestos (bajo el 
	artículo 87 de la Ley indígena, los indígenas registrados pueden 
	quedar exentos del pago de impuestos por ingresos obtenidos o considerados 
	obtenidos en una reserva48) o aquellas que estuvieran en 
	instituciones de cuidados prolongados, asilos de ancianos o prisiones. Pese 
	a estas limitaciones, no encontramos diferencias importantes en las 
	características demográficas y socioeconómicas entre los encuestados 
	seleccionados del censo y aquellos que fueron apareados con el archivo de 
	nombres.
En comparación con las tablas de vida para todo Canadá (en 1995-1997), la 
	cohorte completa a la edad de 25 años tenía una esperanza de vida restante 
	de un año adicional para los hombres y dos años para las mujeres.
La verificación de las muertes fue estimada en un número ligeramente 
	menor en las personas indígenas (95% a 96%) que en las de la cohorte en 
	general (97%). Esto podría ocasionar un sesgo tendiente a reducir 
	ligeramente las tasas de mortalidad calculadas para la población indígena 
	urbana, por lo que la magnitud real de las disparidades comparadas con la 
	cohorte no indígena podría ser levemente superior a la indicada en este 
	estudio.
Debido a que el censo de 1991 no incluyó la pregunta sobre 
	autoidentificación indígena, este estudio definió a la población indígena 
	urbana sobre la base de la ascendencia indígena, el estatus de indígena 
	registrado oficialmente o miembro de un grupo indígena o de las Naciones 
	Originarias. Sin lugar a dudas, este estudio excluyó a muchas personas que 
	se autoidentifican como indígenas. De acuerdo con los resultados del censo 
	de 1996 concernientes a la autoidentificación con un grupo indígena, 
	alrededor del 8% de la población autoidentificada como indígena no notificó 
	ninguna ascendencia indígena, 32 aunque algunos de estos pueden 
	haber sido indígenas registrados oficialmente o miembros de un grupo 
	indígena o de las Naciones Originarias.
Los estudios han mostrado diferencias en los indicadores de salud para 
	los grupos indígenas Naciones Originarias, Inuit y Métis.10 En 
	virtud de que este estudio agrupó a todos los miembros de Naciones 
	Originarias, Inuit y Métis, se ocultaron las diferencias intergrupales. Aún 
	más, los resultados puede que no reflejen el perfil de los indígenas Inuit 
	que residen en zonas urbanas debido a que forman solo el 3% de la cohorte 
	indígena.
Volver al comienzo
Conclusión
Hasta antes de este estudio, se disponía de información limitada sobre la 
	mortalidad de la población indígena urbana de Canadá. Observamos que las 
	tasas de mortalidad fueron más altas en los adultos indígenas urbanos que 
	los adultos no indígenas urbanos. Las muertes por enfermedades del aparato 
	circulatorio y por cáncer eran las causas de muerte más frecuentes en los 
	adultos indígenas y no indígenas residentes de zonas urbanas. Sin embargo, 
	los riesgos relativos eran particularmente elevados con relación a algunas 
	causas de muerte como enfermedades del aparato digestivo, choques 
	vehiculares, enfermedades relacionadas con el alcoholismo y el tabaquismo y 
	VIH/sida. De acuerdo con otras investigaciones, nuestros resultados también 
	demostraron que estas disparidades se pueden atribuir de manera importante 
	al estatus socioeconómico.
Volver al comienzo
Agradecimientos
El financiamiento principal de este estudio lo proporcionó la Iniciativa 
	de Salud para la Población Canadiense, que forma parte del Instituto 
	Canadiense de Información sobre Salud. También queremos extender nuestro 
	reconocimiento a la importante contribución de los registradores de 
	estadísticas vitales de las provincias y territorios de Canadá, quienes 
	proporcionaron los datos sobre defunciones de la Base de Datos sobre 
	Mortalidad Canadiense.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a los autores y no 
	reflejan necesariamente las de las organizaciones mencionadas o de las 
	instituciones a las cuáles están afiliados.
Volver al comienzo
Datos sobre los autores
Correspondencia: Michael Tjepkema, Health Analysis Division Statistics 
	Canada, R.H. Coats Building, 24th Floor, 100 Tunney’s Pasture 
	Driveway, Ottawa Ontario K1A 0T6; Tel.: (613) 951-3896; Fax: (613) 951-3959; 
	Email: michael.tjepkema@statcan.gc.ca
Volver al comienzo
Referencias bibliográficas
- Kalbach WE. Growth and distribution of Canada’s ethnic populations, 
		1871-1981. In: Dreidgder L, editor. Ethnic Canada: identities and 
		inequalities. Toronto (ON): Copp Clark Pitman; 1987. p.82-110.
- Statistics Canada. Aboriginal peoples in Canada in 2006: Inuit, 
		Métis and First Nations, 2006 Census. 97-558-XIE. Ottawa (ON): 
		Statistics Canada; 2008.
- Wilson K, Young TK. An overview of Aboriginal health research in the 
		social sciences: current trends and future directions. Int J Circumpolar 
		Health. 2008;67(2-3):179-89.
- Young TK. Review of research on aboriginal populations in Canada: 
		relevance to their health needs. BMJ. 2003;327(7412):419-22.
- Institute of Urban Studies. First Nations/Métis/Inuit Mobility 
		Study: final report. Winnipeg (MB): University of Winnipeg; 2004.
- Norris MJ, Clatworthy S. Aboriginal mobility and migration within 
		urban Canada: outcomes, factors and implications. In: Newhouse D, Peters 
		EJ, editors. Not strangers in these parts: urban Aboriginal peoples. 
		Ottawa (ON): Policy Research Initiative; 2003. p.51-78.
- Newhouse D, Peters EJ. Introduction. In: Newhouse D, Peters EJ, 
		editors. Not strangers in these parts: urban Aboriginal peoples. Ottawa 
		(ON): Policy Research Initiative; 2003. p.5-13.
- Gracey M, King M. Indigenous health part 1: determinants and disease 
		patterns. Lancet. 2009;374(9683):65-75.
- Waldram JB, Herring DA, Young TK. Aboriginal health in Canada: 
		historical, cultural, and epidemiological perspectives, 2nd 
		ed. Toronto (ON): University of Toronto Press; 2006.
- Canadian Institute of Health Information. Improving the health of 
		Canadians. Ottawa (ON): Canadian Institute of Health Information; 2004.
- Adelson N. The embodiment of inequity: health disparities in 
		aboriginal Canada. Can J Public Health. 2005;96 Suppl 2:S45-S61.
- Health Council of Canada. The health status of Canada’s First 
		Nations, Métis and Inuit peoples. Toronto (ON): Health Council of 
		Canada; 2005.
- Browne AJ, McDonald H, Elliot D. First Nations urban Aboriginal 
		health research discussion paper: a report for the First Nations Centre, 
		National Aboriginal Health Organization. Ottawa ON): National Aboriginal 
		Health Organization; 2009.
- Indian and Northern Affairs of Canada. Basic departmental data, 
		2004. Ottawa (ON): Minister of Indian Affairs and Northern Development; 
		2005. Catalogue no.: R12-7/2003E.
- Wilkins R, Uppal S, Fines P, Senecal S, Guimond E, Dion R. Life 
		expectancy in the Inuit-inhabited areas of Canada, 1989 to 2003. Health 
		Rep. 2008;19(1):7-19.
- Wilkins R, Tjepkema M, Mustard C, Choiniere R. The Canadian census 
		mortality follow-up study, 1991 through 2001. Health Rep. 
		2008;19(3):25-43.
- MacMillan HL, MacMillan AB, Offord DR, Dingle JL. Aboriginal health. 
		CMAJ. 1996; 155(11):1569-78.
- Trovato F. Canadian Indian mortality during the 1980s. Soc Biol. 
		2000;47(1-2):135-45.
- Martens PJ, Sanderson D, Jebamani LS. Mortality comparisons of First 
		Nations to all other Manitobans: a provincial population-based look at 
		health inequalities by region and gender. Can J Public Health. 2005;96 
		Suppl1:S33-8.
- British Columbia Provincial Health Officer. Pathways to health and 
		healing: 2nd report on the health and well-being of Aboriginal people in 
		British Columbia. Provincial Health Officer’s Annual Report 2007. 
		Victoria (BC): Ministry of Healthy Living and Sport; 2009.
- Fair ME. Generalized record linkage system: Statistics Canada’s 
		record linkage software. Austrian Journal of Statistics. 2004; 
		33(1&2):37-53.
- Fair ME, Carpenter M, Aylwin H. Occupational and environmental 
		health research projects: a descriptive catalogue 1978 to 2005. Ottawa 
		(ON): Statistics Canada; 2006. Catalogue no.: 82-581-XIE.
- Statistics Canada Coverage. Census Technical Reports series. 
		Catalogue 92-341. Ottawa (ON): Minister of Industry, Science and 
		Technology; 1994.
- Statistics Canada. The 1991 Aboriginal peoples survey microdata 
		file: user’s guide. Ottawa (ON): Statistics Canada 1995.
- Carriere KC, Roos LL. A method of comparison for standardized rates 
		of low-incidence events. Med Care. 1997;35(1):57-69.
- Chiang CL. The life table and its applications. Malabar (Fl): 
		Krieger; 1984.
- World Health Organization. Manual of the International Statistical 
		Classification of Diseases, Injuries and Causes of Death. Ninth 
		Revision. Geneva (CH): World Health Organization; 1977.
- World Health Organization. International Statistical Classification 
		of Diseases and Related Health Problems, Tenth Revision. Geneva (CH): 
		World Health Organization; 1992.
- Mackenbach JP, Stirbu I, Roskam AJ, Schaap MM, Menvielle G, Leinsalu 
		M Kunst AE; European Union Working Group on Socioeconomic Inequalities 
		in Health. Socioeconomic inequalities in health in 22 European 
		countries. N Engl J Med. 2008;358(23):2468-81.
- Deaths related to drug poisoning: England and Wales, 1999-2003. 
		Health Stat Q. 2005 Spring;(25):52-9.
- Statistics Canada. 1991 Census Dictionary. 92-301E. Ottawa (ON): 
		Supply and Services Canada; 1992.
- Guimond E. Fuzzy definitions and population explosion: changing 
		identities of Aboriginal groups in Canada. In: Newhouse D, Peters E, 
		editors. Not strangers in these parts: urban Aboriginal peoples. Ottawa 
		(ON): Policy Research Initiative; 2003. p.35-49.
- Puderer HA. Urban perspectives and measurement [Internet]. Ottawa (ON): 
		Statistics Canada; 2009 May 1 [cited 2009 Nov 23]. Available from: http://www.statcan.gc.ca/pub/92f0138m/92f0138m2009001-eng.htm
- Reading J. A life course approach to the social determinants of 
		health for Aboriginal peoples. Ottawa (ON): Senate Sub-Committee on 
		Population Health; 2009.
- Reading CL, Wien F. Health inequalities and social determinants of 
		Aboriginal peoples’ health. Prince George (BC): National Collaborating 
		Centre for Aboriginal Health; 2009.
- Shah BR, Hux JE, Zinman B. Increasing rates of ischemic heart 
		disease in the native population of Ontario, Canada. Arch Intern Med. 
		2000;160(12):1862-66.
- Band PR, Gallagher RP, Threlfall WJ, Hislop TG, Deschamps M, Smith 
		J. Rate of death from cervical cancer among native Indian women in 
		British Columbia. CMAJ. 1992;147(12):1802-4.
- Young TK, Kliewer E, Blanchard J, Mayer T. Monitoring disease burden 
		and preventive behavior with data linkage: cervical cancer among 
		aboriginal people in Manitoba, Canada. Am J Public Health. 2000; 
		90(9):1466-1468.
- Marrett LD, Chaudhry M. Cancer incidence and mortality in Ontario 
		First Nations, 1968-1991 (Canada). Cancer Causes Control.
 2003;14(3):259-68.
- Tjepkema M, Wilkins R, Senecal S, Guimond E, Penney C. Mortality of 
		Métis and Registered Indian adults in Canada: an 11-year follow-up 
		study. Health Rep. 2009; 20(4):31-51.
- Mahoney MC, Michalek AM. A meta-analysis of cancer incidence in 
		United States and Canadian native populations. Int
 J Epidemiol. 1991;20(2):323-7.
- Tjepkema M. The health of the off-reserve Aboriginal population. 
		Health Rep. 2002;13 Suppl:73-88.
- Public Health Agency of Canada. State of the HIV/AIDS pandemic. 
		Ottawa (ON): PHAC; 2005.
- Allard YE, Wilkins R, Berthelot JM. Premature mortality in health 
		regions with high aboriginal populations. Health Rep. 2004;15(1):51-60.
- Health Canada. Unintentional and intentional injury profile for 
		Aboriginal people in Canada 1990-1999. H35-4/8-1999. Ottawa (ON): 
		Minister of Public Works and Government Services Canada; 2001.
- Malchy B, Enns MW, Young TK, Cox BJ. Suicide among Manitoba’s 
		aboriginal people, 1988 to 1994. CMAJ. 1997;156(8):1133-1138.
- Mao Y, Moloughney BW, Semenciw RM, Morrison HI. Indian Reserve and 
		registered Indian mortality in Canada. Can J Public Health. 
		1992;83(5):350-3.
- Canadian Revenue Agency. Information for Status Indians [Internet]. 
		Ottawa (ON): Canadian Revenue Agency; 2009 [cited 2009 Nov 23]. 
		Available from: http://www.cra-arc.gc.ca/brgnls/stts-eng.html
Volver al comienzo