La biografía de Amanda
Amanda fumó su primer cigarrillo cuando cursaba quinto grado y a los 13 años ya fumaba todos los días. Les sacaba cigarrillos a sus padres o compraba un paquete cuando iba de camino a la escuela en su pequeña localidad de Wisconsin. Muchos amigos y los chicos mayores a los que Amanda admiraba fumaban. "Pensé que yo también debería fumar", dijo. Cuando estaba en la secundaria superior, faltaba a clases para irse a fumar y se dio cuenta de que era adicta.
Amanda estaba trabajando y también estudiaba en la universidad, se había comprometido para casarse recientemente —y todavía fumaba un paquete a diario—, cuando se enteró de que estaba embarazada. Su bebé nació demasiado pronto, lo cual es un riesgo de todas las mujeres embarazadas que siguen fumando. La diminuta bebé prematura tenía un llanto suave y débil, y tuvo que ser puesta en una incubadora para bebés que nacen mucho antes de tiempo y son muy pequeños. Su hija nació casi 2 meses antes de la fecha prevista.
"Siempre tuve el plan de tener hijos, pero no antes de casarme y terminar la universidad. Y, definitivamente, no planeaba fumar mientras estuviera embarazada, dijo Amanda.
"Intenté con mucho esfuerzo dejar de fumar”, agregó. “Tiraba a la basura un paquete de cigarrillos de 7 dólares, pensando ‘lo dejé’, pero al final del día me compraba otro". La adicción había invadido todos los aspectos de la vida de Amanda. Fumaba cuando tenía estrés. Se salía a la carrera a la intemperie para fumar cigarrillos durante el día, incluso en los crudos inviernos de Wisconsin.
Amanda iba como por el séptimo mes de su embarazo cuando las cosas se pusieron mal. Fue llevada de urgencia al hospital en ambulancia. Los médicos le practicaron una cesárea de emergencia y su pequeña bebita nació pesando solo 3 libras. La bebé pasó sus primeras semanas de vida en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Se la alimentó a través de una sonda y recibió cuidados especiales para bebés prematuros.
Ya en casa, no lograba ganar peso y se enfermaba fácilmente. Antes de su primer cumpleaños, se le presentaron alergias y asma, un problema pulmonar grave que hace difícil respirar. Los problemas pulmonares son más comunes en los bebés prematuros. Ahora, a los 7 años, la niña toma cuatro medicamentos de manera regular.
"Siento una culpa tremenda por el nacimiento prematuro de mi hija", dijo Amanda. “Sabía que fumar era malo… No pensé que me ocurriría a mí. No pensé que tendría un bebé prematuro. No pensé que mi hija tendría asma".
Para dejar de fumar, Amanda se concentró en maneras de aliviar el estrés. "El estrés definitivamente no desaparece después de fumarte un cigarrillo. Cualquiera que sea tu realidad, cualquier cosa que haga que quieras fumar, seguirá allí después de que te fumes el cigarrillo", agregó. Amanda utilizó la oración, el ejercicio y las distracciones para manejar su estrés sin un cigarrillo.
Amanda espera que compartir su historia ayude a otras personas a dejar de fumar, y entre más pronto, mejor. Su padre, un fumador, supo recientemente que tiene cáncer de pulmón en estado avanzado. El dejó de fumar y es una de las personas que más la ha apoyado para que comparta su propia historia con el mundo. Amanda tiene la esperanza de que sus hijos tengan la oportunidad de llegar a conocer a su abuelo.
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- Oficina de Tabaquismo y Salud, Centro Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC